Descargar Libro: Mi Duende Madrugador

Curioso lector (porque si estás leyendo estas líneas eres lector y curioso), lo sepas o no tú también eres un contador de cuentos. Todos los seres humanos pasamos nuestra vida contando cuentos sobre los demás y contándoles a los demás las peripecias de nuestro diario vivir. Porque en el acto mismo de hablar secuenciamos las ideas, ordenamos los hechos, entretejemos los acontecimientos. Es decir, hacemos un relato de aquello que queremos transmitir. Así nació este ramillete de historias cuando por la mañana yo le narraba a mi esposa, dándole sentido como a los sueños, curiosas invenciones que parecían dictadas en mis amaneceres por un genio juguetón. Y por eso son de tan diversa índole, como si un pícaro sembrador hubiera mezclado primero y esparcido después semillas de diferente naturaleza. Surgirían así girasoles junto a espigas de trigo, alguna flor de alfalfa codeándose con una mazorca de maíz. Y hasta quizás florecería una rosa mirando con cierto desdén a una margarita vecina. De tal suerte son las ficciones que, si te interesa, estás a punto de leer. Te encontrarás primero con una historia de amor y celos vagamente ubicada en un momento de la colonización española, narrada con aspiraciones de estilo hispano. Y terminarás enterándote de una vieja conseja referida por el dueño de un boliche de campo a un turista del norte argentino. Y en el medio te moverás entre el sueño y la realidad, entre el enigma de un cuento policial, la desazón de un árbol, los osados deseos de un abuelo, la desconcertante doble muerte de un asistente a un evento literario, la vida indefinida de un corredor de libros y algunas otras lindezas que, intuyo, te servirán de entretenido esparcimiento. Como si esto fuera insuficiente, también tropezarás con un par de sonetos y un turbador romance sobre la terapia de una princesa de cuentos. Tampoco debe sorprenderte su muy distinta extensión ya que las ideas, para ser bien logradas y mejor trasmitidas, no…

3.6

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